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«Me gusta enseñar y formar personas»

Publicado Thursday 9 de March de 2017

Una organización de puertas abiertas

"Me gusta enseñar y formar personas"

Gustavo Sabato, CIO de Molinos, sostiene que en una empresa lo más importante es hacer foco en el desarrollo de la gente.
Gustavo Sabato no esperaba recibir el premio al Chief Information Officer (CIO) del año. De hecho se sorprendió cuando fue nominado y más aún cuando subió al escenario a recibir el galardón en el Espacio Darwin, en Palermo, en agosto pasado. “No creí que me conocían tanto en el mercado. Hace cuatro años que estoy en una posición de CIO en Molinos y antes estuve 20 años en Monsanto, una compañía que no tiene relación con foros nacionales. Estoy contento porque es un mimo y un reconocimiento a mi trabajo”, cuenta. El alumni, de 49 años, es una rara avis dentro del mundo IT. Aunque reconoce que le gusta la tecnología, una de las áreas que más le apasionan dentro de las empresas es Recursos Humanos, por el contacto que tiene con la gente. A Sabato le gusta sobre todo enseñar y formar personas. Para ello, dice que es clave mantener una “organización de puertas abiertas”. “No trabajo por imposición. Obviamente la decisión final y la responsabilidad final siempre las tengo yo, pero el consenso, la puerta abierta y el diálogo creo que son fundamentales”, cuenta. Para formar personas fue clave la experiencia de Sabato como profesor en la Universidad del Salvador, donde enseñó Estructuras de Datos 2, durante diez años. “Creo que una de las cosas que uno va aprendiendo en la universidad y obviamente también en el trabajo es que las personas tienen talentos y obviamente tienen aéreas de mejoras. Pero hay que hacer mucho foco en el talento más que en las áreas de mejora para que una persona sea exitosa”, explica. Con respecto al futuro, el alumni confiesa que luego de terminar su tarea en Molinos, donde tuvo que alinear la organización del área de sistemas a la empresa, se animaría a pegar un salto y pasarse a Recursos Humanos. -¿Por qué pensás que recibiste el premio al CIO del año? Es una buena pregunta. Si me decís a mí, no sé. Pero mucha gente me dice que tiene que ver con los logros que se presentaron en mi carrera. Creo que también el premio se debe a las buenas relaciones que tengo con mis pares de otras compañías. -¿Cuál pensás que es el secreto para crecer dentro de una organización? Yo siempre hago foco en el desarrollo de la gente. Es fundamental desarrollar un buen equipo de trabajo. Por eso siempre digo que una de las cosas que más me gusta hacer es enseñar y formar personas. -¿Cuál pensás que es la mejor estrategia para formar personas? Yo manejo una organización de puertas abiertas y de consenso. No trabajo por imposición. Obviamente la decisión final y la responsabilidad final siempre las tengo yo, pero el consenso, la puerta abierta y el diálogo creo que son fundamentales. -Estás en Molinos hace casi cuatro años, ¿cuáles fueron tus mayores desafíos en la empresa? Yo venía de Monsanto, una compañía multinacional en la que trabajé 20 años y culturalmente es muy distinta. Ese fue el primer desafío. Hay cosas buenas y no tan buenas en ambas empresas y para mí fue un aprendizaje. En segundo lugar, tampoco fue fácil venir desde afuera y tomar la posición de número 1. La cultura era diferente, el equipo de sistemas era diferente. Ahí hubo un desafío importante. Por suerte, con esta perspectiva de puertas abiertas no tuve problemas, pero la gente estaba un poco asustada cuando llegué porque pensaba que iba a cambiar todo. Creo que cambiaron un poco las cosas, pero de forma natural. Otro de los desafíos es que ahora tengo la responsabilidad de absolutamente todo lo que pasa en sistemas. Antes tenías a un “papá” que definía los estándares, las cosas, y ahora no.
“El relacionamiento con la gente y el poder de autocrítica son fundamentales”
-¿Qué pensás que aprendiste en estos años? Aprendí cómo alinear la organización de sistemas a la empresa. Me parece que el trabajo continúa y es bastante bravo de realizar, pero lo estamos haciendo. -¿Por qué diste el salto de Monsanto a Molinos? En Monsanto estuve en sistemas casi 17 años de los 20, en diferentes posiciones gerenciales. Me dieron opciones de irme a vivir a otros países, pero por razones personales no podía. Me quedé en la Argentina y no tuve mucha posibilidad de crecimiento. Entonces me pasé al área comercial, algo medio raro. Estuve casi dos años y medio armando un negocio, donde tenía gente comercial a cargo y también un grupo de sistemas de 50 personas, que estaban armando los sistemas para esta nueva línea de negocios, de soja específicamente. Lo que terminó pasando ahí es que en un momento mi perfil era medio raro. Con la edad que tenía me quedaban dos caminos. Cuando me llamaron y me ofrecieron esta oportunidad dije: “O me jubilo en Monsanto o es el momento de estirar mi vida útil en el mercado”. Por eso me cambié. No fue fácil, pero fue una decisión de carrera.
“Me gusta transmitir los conocimientos que tengo y es una de mis fortalezas”
-Fuiste profesor durante varios años en la Universidad de El Salvador. ¿Cómo fue esa experiencia? ¿Para qué te sirvió? Di Estructuras de Datos 2, una materia del último año de la universidad que no sé si todavía estará. El tema de enseñar es algo que me gusta y si pudiera lo volvería hacer. En mi vida también di clases de tenis, hice de todo. Para mí la enseñanza es fundamental y eso me ayudó a formar gente. Es parte de lo que me gusta hacer. Me gusta transmitir los conocimientos que tengo y es una de las fortalezas que tengo. Se aprende mucho de la gente. El ida y vuelta es fundamental. Creo en una educación de puertas abiertas, de mucho diálogo. Aprendí mucho de poder hablar con los alumnos, ya que al dar clase en una universidad privada, donde hay casi 40, 50 alumnos es más fácil tener una relación. Y como digo yo, con dar la cara y decir la verdad ahí uno se puede entender, se pueden comprender los errores y tratar de mejorar las cosas. Creo que una de las cosas que uno va aprendiendo en la universidad, y obviamente también en el trabajo, es que las personas tienen talentos y obviamente tienen aéreas de mejoras. Pero hay que hacer mucho foco en el talento más que en las áreas de mejora, para que la persona sea exitosa. Las áreas de mejora hay que mejorarlas pero la persona nunca va a sobresalir en ellas. -Vayamos un poco más atrás, ¿por qué decidiste estudiar informática? Era muy chico cuando decidí tomar la decisión e influyó mucho que yo fui al Otto Krause y era el único colegio que tenía esa carrera. La verdad es que la vi como una cuestión de futuro. Me recibí de técnico en computación, pero ya en el Otto Krause veía materias de la universidad. Ya a los 15, 16 años programaba. -¿Tenés que seguir especializándote? Ahora en la posición de CIO es medio complicado porque más que nada administro. Obviamente sí necesito leer sobre tecnología, pero no tengo nociones de detalles. Mucha gente cree que como estoy en sistemas sé perfectamente lo que pasa en una PC y hay cosas no tengo idea. Sistemas, como cualquier otra carrera, tiene un montón de lineamientos diferentes: podés dedicarte a la tecnología, a la parte de procesos o al desarrollo. Pero yo soy generalista y por eso tengo esta posición. Lo que sé hacer es administrar: gente, recursos, plata, tiempo y traer nuevas tecnologías para apoyar a la compañía. -¿Pensaste alguna vez en dejar el mundo corporativo y ser emprendedor? Sí, lo pensé en algún momento, pero no soy muy buen vendedor. Sí me veo quizás con otros socios, pero solo por ahora no. No tengo ese perfil en general. -¿Qué rescatás de trabajar en una organización grande? Lo que obviamente tenés al trabajar en este tipo de organizaciones es seguridad, entre comillas. En donde estuve pasé por adquisiciones, funciones y ventas. Pero por otro lado, no tenés la posibilidad exponencial de poder crecer. Yo igual no me puedo quejar, en mi carrera profesional llegué a donde llegué, pero no todos llegan. A veces te conviene ser emprendedor. Más en un mundo tecnológico en donde hay oportunidades y ahí hay que jugar a la creatividad. Creo que hay nichos todavía inexplorados. -Si tuvieras que darles consejos a otros alumni para desarrollarse en una empresa, ¿qué les dirías? Creo que es fundamental el relacionamiento con la gente. Si no lo tenés, te va a costar crecer. Yo no soy un tipo que venda, pero tengo muy buena llegada con las personas. El relacionamiento es muy bueno siempre y cuando no te pases y parezcas que vendés humo. Esa fase política, me refiero a la política en el buen sentido, creo que es fundamental. No estoy hablando del relacionamiento del afuera, sino del laboral: no pelearse, tener paciencia. Te lo dice alguien que cometió esos errores. Creo que eso y el poder de autocrítica que uno pueda tener son importantísimos. Y el aprender de la gente que reporta a vos, eso es también es importante. -Con respecto al futuro ¿cómo te ves en los próximos años? La verdad es que no lo pienso mucho. Creo que desde mi punto de vista llegué a donde quería llegar y ahora tengo un desafío muy grande en Molinos que quiero llevar adelante en los próximos años. Más que el cambio en sistemas es un cambio con los sistemas, pero más cultural, que es un poco más difícil. Más adelante quizás volvería a una multinacional pero con otro tipo de puesto. Lo que a mí me gustaría hacer es pasarme a Recursos Humanos en algún momento. Sistemas ya está, puedo crecer un poquito más un poquito menos, pero me encanta el área de Recursos Humanos. -¿Qué te atrae de Recursos Humanos? La gente, por lo bueno y lo malo. Me gusta el área de desarrollo, pero también muchos temas blandos.
En el IAE, diversidad
Gustavo Sabato, el CIO de Molinos, hizo el PDD en 2007 y destaca la diversidad de puntos de vista que encontró en el programa del IAE. “Me abrió los ojos porque había gente de todas las empresas y con cargos totalmente diferentes: directores, gerentes y dueños. Recuerdo que había solo tres personas de sistemas y después eran administradores, contadores, abogados o ingenieros. Me gustó sentir que éramos todos iguales”, explicó. “Al estar encerrado en una empresa todo el día, te perdés otras miradas”, agregó.