Una empresa que transformó las traducciones, un joven de 20 años que creó una app para sordos y una ONG dedicada al Impenetrable: tres experiencias únicas que se compartieron en el segundo panel del encuentro de Presidentes y Secretarios.
Inspirar era uno de los propósitos del Primer encuentro de Presidentes y Secretarios de las camadas del IAE. El segundo panel cumplió este objetivo con creces: en menos de dos horas, los asistentes conocimos de cerca tres proyectos únicos.
“Cada idioma es un modo diferente de ver la vida”
“Saudade” es una palabra en portugués sin traducción exacta al español. Significa anhelo o melancolía por lo que no volverá y que se recuerda con alegría. Con este ejemplo, Paula Ferrari, Alumni y directora de Go Global Consulting, ilustró lo difícil que es traducir un mensaje a distintos idiomas, sin perder su esencia.
La empresa nació hace 10 años, en plena era del Google Translate, para brindar soluciones multilingües y probar que la tecnología aún requiere de las habilidades humanas.
“Traducimos, redactamos y brindamos asesoramiento para crear una estrategia de contenido global”, describió Paula. “Como dijo Fellini, cada idioma es un modo diferente de ver la vida. Nosotros lo trasladamos al mundo corporativo. Las empresas tienen distintos enfoques para hablarles a sus clientes en distintos países”.
La tecnología los empuja a reinventarse constantemente. Los desafíos son muchos: generar contenido permanentemente, responder a tareas y pedidos urgentes, ser organizados y creativos. Paula aseguró que, si bien existe una variedad de herramientas para hacer traducciones online, “hay espacio para agregarle valor a los clientes”.
Uno de los proyectos en los que están trabajando es el diseño de diálogos de chatbots, que suelen estar poco adaptados a las diversas culturas. “Hicimos una alianza con una empresa que los desarrolla, en la cual nosotros nos encargamos de la customización. No se trata solamente del idioma, sino del tono formal o informal que quieras darle, conocer las preguntas frecuentes y palabras claves, y que el bot detecte la intención de las personas cuando consultan”, explicó.
“Háblalo”, una app para personas con discapacidad
Después de Paula Ferrari le tocó el turno al “más joven del lugar”: Mateo Salvatto. Con 20 años, creó la app “Háblalo” para sordos, hipoacúsicos y personas con dificultades para comunicarse por alguna discapacidad.
Le apasiona la tecnología desde chico. Recientemente, diseñó con un amigo un robot con el que compitieron en el Mundial de Robótica en Israel. “Fuimos los primeros americanos en ganar esa competencia”, contó, y el auditorio estalló en aplausos.
Fue durante el largo viaje de vuelta de Israel que Mateo empezó a decantar lo que habían logrado y a pensar cómo podían transformar la realidad. La respuesta surgió en su propia casa: su madre es maestra en una escuela especial para chicos sordos e hipoacúsicos. “Crecí rodeado por esa discapacidad. Tengo amigos sordos y en mi casa se habla lenguaje de señas”, relató.
Para Mateo, esta es una discapacidad “invisible”, para la cual la sociedad no está preparada. “La aplicación nació ante la inquietud de poner todo lo que aprendí en tecnología al servicio de una discapacidad que no contaba con servicios específicos”, afirmó.
“Háblalo” traduce en tiempo real. Subtitula lo que escucha como si fuese una película o “dice en voz alta” lo que uno escribe. También permite comunicarse por medio de imágenes, una herramienta útil para personas que no están alfabetizadas. Además, es gratuita y no requiere Internet.
La app lleva dos años y medio de vida, y ya la usan 60.000 personas en el mundo. Obtuvo reconocimientos importantes por parte del MIT, el Gobierno de Indonesia, la Universidad de Pekín, y hasta Google hizo un documental sobre el tema.
“Nuestro próximo paso es ayudar a que la sociedad sea accesible para personas con dificultades para comunicarse. Para esto, queremos que locales de comida rápida, oficinas gubernamentales, estaciones de servicio y otros puntos de atención al público instalen el servicio de Háblalo”, contó Mateo. El Gobierno de la Provincia de Buenos Aires ya está poniendo en marcha esta idea, subrayó.
Arriesgar todo para ayudar
Gabriel Linck presentó al último orador del encuentro, Jero Chemes, creador de La Chata Solidaria, como una de esas personas que realmente “se animan”. “Necesitamos argentinos así, son los que nos van a sacar adelante”, enfatizó.
Jerónimo tomó la palabra y por la siguiente media hora el auditorio enmudeció. “Les voy a contar una historia increíble”, empezó. Hace 10 años formó la ONG “La Chata Solidaria”, encabezada por un equipo de 12 personas que ya hizo más de 50 viajes a la región del Impenetrable chaqueño.
“En el Impenetrable no hay civilización, es un viaje en el tiempo. La accesibilidad es tan tremenda que hay gente que vive en la prehistoria. Conocimos personas que fueron comidas por animales y descubrimos enfermedades medievales”, expresó.
“Cuando fui solo por primera vez casi me muero, literalmente; llegué a mi casa, toqué el botón del baño y me puse a llorar. Había visto un nivel de abandono que no es humano, a solo 12 horas de viaje desde acá, no en un país africano perdido”, contó.
A pesar del shock, Jerónimo se planteó el objetivo de regresar, y convocó a amigos y conocidos para que lo acompañaran. “La única condición para formar parte de La Chata es estar dispuesto a no volver. Arriesgamos la vida en cada viaje”, afirmó.
Llevan médicos de distintas especialidades y montan un “hospital” en medio de la selva, con laboratorio de análisis clínicos incluido. Además, están por construir el segundo jardín de infantes. Durante los primeros 8 años, la ONG se autofinanció.
“Ofrecemos ‘calidad de hijo’: hacemos las cosas como si fuesen para nuestros hijos”, aseguró Jero. “No hace falta ir al Impenetrable, cada uno puede ser una pequeña ‘chata solidaria’”, concluyó.