Apicultura con impacto social
Marcelo Yáñez es subdirector de Grúas San Blas, pero en 2012 incursionó en el rubro alimenticio con la creación de Argenmieles, un proyecto de exportación de miel que, aunque nació de manera forzada, rápidamente alcanzó los estándares de la industria y revolucionó a los productores del Chaco
Cuando a principios de 2012 la Secretaría de Comercio convocó a Grúas San Blas, de 35 años de trayectoria, para que “buscaran” la manera de compensar su balanza comercial, la empresa tuvo que barajar y dar de nuevo. O no. Porque el proyecto que se plantearon hacer por aquel entonces sigue en pie y fue un éxito. La idea fue innovar en el rubro alimenticio creando Argenmieles, una compañía que forma parte del Holding de Grúas San Blás y que elabora y exporta miel.
“No se requiere mucha creatividad para advertir que las grúas poco se relacionan con la miel”, señala Marcelo Yáñez, vicepresidente de Grúas San Blas y quien se encarga de supervisar Argenmieles, el proyecto social que dirige Alejandro Malti. Mientras, explica que la opción de incursionar en el rubro alimenticio y hacerlo con la miel, “fue un enorme desafío”. “El proyecto surge por una necesidad puntual ante una coyuntura del país muy compleja, escasez de dólares, restricción de importaciones... Nace a principios de 2012 cuando fuimos convocados por la Secretaría de Comercio que nos pidió que busquemos la manera de compensar la balanza comercial”.
Si bien Argenmieles y Grúas San Blas operan como dos empresas independientes, Yañez explica que, ambas, “comparten visión, misión y objetivos y operativamente algunas divisiones que interactúan entre sí como administración, logística, Recursos humanos”. Sin embargo, cada empresa cuenta con sus propios empleados.
Yáñez formó parte del Programa de Dirección de Pequeñas y Medianas Empresas en 2011. Sobre ello, explica que le sirvió para muchas cosas, pero, sobre todo, “para fortalecer mis convicciones”. “También me permitió ponerme más claro y al día con los temas generales de la empresa y compartir experiencias y visiones con los demás participantes” agrega.
Mientras explica de qué va Argenmieles, anticipa que la decisión de volcarse a la exportación de alimentos tuvo que ver con que, en ello, “la Argentina es fuerte y competitiva”. Sin embargo, animarse no fue fácil, requirió un análisis de negocio que finalmente les hizo comprender que la mejor alternativa era la miel. “Principalmente porque es un rubro donde la Argentina es protagonista y además porque existía la posibilidad de poder intervenir de manera directa y positiva en el rubro, siempre con la idea de desarrollar una empresa alternativa dentro del grupo San Blas y que a su vez esté en concordancia con la responsabilidad social empresaria”. Pero admite que lo más atractivo para emprender el proyecto fue su cara social. “Lo que más nos atrajo fue el aspecto social de la apicultura, ya que la miel es un producto de economía familiar y regional, era un marco en el cual podíamos aportar mucho de nuestro lado y establecer buenos vínculos con los apicultores y cooperativas”.
Argenmieles cuenta con 30 empleados afectados directamente al proyecto, incluyendo ingenieros en alimentos, agrónomos y técnicos de laboratorio. La compañía posee tres plantas. La casa central está en Tigre, donde se alojan el laboratorio central, el depósito principal, la expedición, la aduana, las oficinas comerciales y el showroom; desde allí también se coordinan todas las operaciones de la empresa. Además, hay otro establecimiento en el Chaco, en la ciudad de Roque Sáenz Peña, que cuenta con una planta de homogeneizado y envasado con capacidad para 20 toneladas diarias. Según Yáñez, “única en su clase en el norte”. Además, cuentan con una planta de envasado en la ciudad de Lincoln, que fracciona miel para el mercado local y para exportar.
Sobre la miel, cuenta que es un producto muy noble, “no es perecedero, tiene numerosas propiedades, es beneficioso para el medio ambiente y desde el punto de vista comercial, se mueve en un mercado relativamente chico y estable y es una buena plataforma para desarrollar un negocio a mediano y largo plazo”.
Argenmieles cuenta con una aduana propia. El vicepresidente de Grúas San Blas explica que ello “es clave para poder controlar la trazabilidad del producto”. Y añade: “Nosotros prácticamente no tercerizamos ningún proceso. Nuestro personal y recursos están involucrados desde la toma de muestras en campo hasta el cierre de los contenedores en las terminales, lo cual asegura a nuestros los clientes el control total sobre el producto exportado”. Siguiendo esa línea, explica que tener una aduana propia va en consonancia con las nuevas normas de calidad y trazabilidad y bio-terrorismo que se están imponiendo en los principales mercados,
como en Estados Unidos, Europa y Japón y que pronto llegarán a la Argentina.
El cambio que generaron en el Chaco
El especialista explica que el Chaco tiene la misma cantidad de apicultores que Buenos Aires, o que las principales regiones productoras de miel, pero con muchas menos colmenas per cápita y con la desventaja de la distancia, entre otras cosas. “Por eso, históricamente los productores chaqueños vendían su producción a Buenos Aires a precios muy bajos y en malas condiciones”, relata. Cuenta entonces que desde que se radicaron en la provincia esto fue cambiando de a poco. “Ellos empezaron a ver en San Blas un aliado y hoy tienen un comprador estable en la zona, logran precios similares a las regiones centrales y tiene a alguien que los abastece durante todo el año. No hay manera de crecer si no crece el productor al lado. Lógicamente esto genera una sinergia muy positiva, hoy hay muchos productores que incorporan más colmenas a sus apiarios o trabajan para mejorar calidades y ni hablar de las cooperativas que están renovando las salas de extracción para estar en sintonía con el resto del país”.
El proyecto también participa activamente en el desarrollo del plan apícola provincial como ente privado y en los programas mujeres y jóvenes apícolas, otorgando material a futuros productores para que puedan desarrollarse en la actividad para que tengan una salida laboral en el futuro. “Estos programas dieron muy buenos resultados esta temporada y ya hay mucha más gente que se está involucrando para la próxima”, cuenta.
“En lo último que estamos trabajando es en el proyecto de certificación orgánica junto a los productores de J.J. Castelli. El Chaco es prácticamente el último reservorio de flora nativa y si logramos certificar a los productores va a traer enormes beneficios para la región y las cooperativas locales”, continúa.
Logros
En términos comerciales -dice Yañez- lograron en menos de cinco años posicionarse entre los primeros 10 exportadores de miel a granel y los primeros tres de miel fraccionada. “Hoy estamos exportando a más de 20 destinos en el mundo. Somos una empresa reconocida en el rubro y con una buena y diversificada cartera de clientes”. Y explica que las plantas y el departamento de Recursos Humanos “son un logro también para destacar”. En poco tiempo, levantaron de cero dos plantas casi en simultáneo con 1200 kilómetros de distancia entre una y la otra, además de dos laboratorios y maquinarias, entre otras cosas.
En el futuro cercano, buscarán lograr las certificaciones ISO 22000 en todas las plantas y la certificación Orgánica en la planta del Chaco.
Yáñez se muestra como una persona familiera, que comparte todo con su familia. “Somos una empresa con historia familiar empresaria. Mi señora es mi sostén junto con mis hijas”, explica. Y concluye: “Para mí es un orgullo que mi padre hoy vea que su proyecto de empresa sigue adelante”.