Los nuevos paradigmas sociales generan un impacto en el mundo empresarial. Por eso, ejecutivos de diversas áreas dialogaron en la jornada anual de compliance de IAE sobre el desafío de sostener la integridad empresarial y adaptarse a los cambios.
Entre los distintos objetivos que abarca la implementación de los programas de compliance, uno de los más importantes es sostener la integridad empresarial. Esa meta requiere no solo observar las características actuales, sino también planificar estrategias a futuro, especialmente frente al desafío de adaptarse a los cambios sociales de esta época.
Sobre este punto, Alison Taylor, Directora Ejecutiva de Ethical Systems y Profesora de New York University Stern School of Business, planteó como primer interrogante si las decisiones para maximizar las ganancias se consideran éticamente neutrales. “¿Es esta una posición sostenible hoy? Porque las cosas están cambiando de verdad”, dijo la especialista y advirtió que actualmente las empresas no solo ofrecen resultados financieros, sino que también buscan hacen una contribución positiva a la sociedad.
“La mesa redonda de los negocios redefine el propósito de una corporación para promover una economía que sirva a todos”, indicó. Y puntualizó que actualmente existen distintos factores que conllevaron a esta nueva perspectiva, como la polarización política, la irrupción de las redes sociales, el mayor acceso a la información, el impacto de temáticas sociales, entre otras cosas.
“Ya no confiamos más en los gobiernos y esto empuja a las empresas a ser más claras en la rendición de sus cuentas. A su vez, es más difícil para ellos ser neutrales, pero también preocupa el lobby y la cuestión tributaria”, reflexionó Taylor.
Nuevos valores
Para la especialista, movimientos como el MeToo despertaron nuevas preocupaciones sobre cuestiones como el racismo, el sexismo, la inclusión o el cambio climático, y eso se vio reflejado en las compañías. “La toma de decisiones y el poder está cambiando. Es más democrática”, sostuvo.
“Las generaciones más jóvenes tienen nuevos valores y expectativas. No se me ocurría antes encontrar un empleador que coincida con mis valores. Ahora los jóvenes quieren ser nutridos de otra manera, que estén alineados con sus valores, que van más allá de la rentabilidad”, detalló.
En este sentido, para Taylor, estas nuevas presiones sociales empujan hacia nuevos riesgos y desafíos. “Todos sabemos que el esfuerzo de compliance va a fallar, pero también hay un llamamiento hacia lo ético más allá de la cuestión legal. Estamos viendo un espacio para generar valores que tiene que ver con abordar con las preocupaciones de la sociedad, especialmente de los jóvenes”, afirmó.
Integrar los cambios
Para comprender cómo se incorporaron dentro de las organizaciones los nuevos paradigmas sociales, especialistas de distintos sectores e industrias expusieron sus experiencias y puntos de vista. Entre ellos, María Archimbal, Chief Compliance Officer de YPF, reconoció que la función de los ejecutivos ha cambiado radicalmente.
“Creo que compliance es un concepto expandido en el sentido de que hay cada vez más cosas que son parte de nuestro programa de integridad, como la gobernanza social empresarial, el abuso de poder en el trabajo, la integridad. Son cuestiones clave en el proceso de toma de decisiones de las empresas”, identificó.
En este contexto, expresó que las compañías tienen el desafío de observar todo lo que sucede con la sociedad actual y contó cómo se incorporó el área de compliance a la compañía de la que forma parte. “Tenemos que ver el panorama completo, agregar estas cuestiones adicionales a los programas. También porque los reguladores van a empezar a emitir reglamentaciones y consideraciones. No son solo palabras bonitas sobre el tema, sino que hay que tomarlo con seriedad”, dijo.
“Buscamos transformar a compliance en un socio estratégico de las distintas áreas de la empresa, como sustentabilidad. Identificamos cuestiones y pensamos cómo mejorarlas. También hacemos un mapeo para saber cómo cumplir con lo que hacemos. Tenemos una agenda compartida con el sector de sustentabilidad para que compliance sea un área de la empresa”, explicó.
Trabajo en equipo
Por su parte, Heinar Herrera, Regional Chief Compliance Officer de HSBC México, habló sobre las particularidades de la industria financiera y relató que la evolución de las regulaciones avanza muy rápidamente.
“Los reguladores cambian las leyes de la industria bancaria día por medio. Tenemos que trabajar en una institución financiera mundial y tener en cuenta no solo el entorno regulatorio local, sino del resto del mundo”, señaló.
En tanto, consideró que es necesario prestar atención a la gobernanza social empresarial. “Debemos ser conscientes en eso. Comprenderlo, hablar ese lenguaje, de la mano de toda la tecnología digital para poder dar soporte al negocio desde el punto de vista del compliance”, manifestó. E insistió: “Es un trabajo en equipo. No solo es compliance. Tiene que generarse una cultura”.
En coincidencia, Dalma Parisi, Lead Compliance Officer South America sin Brazil y GC Argentina de Siemens, reconoció que la función de compliance está cambiando radicalmente. “No podemos ser inflexibles con los cambios y necesitamos mostrarnos abiertos”, afirmó.
Por eso, reflexionó que el desafío es crear confianza entre los empleados. “No es algo por escrito, sino que estamos construyendo juntos. El punto más importante es el trabajo interdisciplinario para lograr ayudar dentro de la red y tenemos que ser capacitados todo el tiempo”, sostuvo. Y afianzó que es necesario cambiar la mentalidad sobre el compliance, algo que, a su criterio, en un futuro hasta podría llamarse de otra forma.
“Necesitamos cambiar la manera de pensar sobre cómo trabajábamos. No fijarse en el organigrama, sino cómo aportar o agregar valor. Eso requiere estar bien informado porque si no el mensaje no será recibido como queremos. Si realmente tenemos que pensar en sustentabilidad tenemos que hacer cosas reales y prácticas que al final de cuenta nos van a llegar a un mundo mejor”, cerró.