Adrián De Antoni cumplió su sueño de emprender en Estados Unidos, un gran cambio de vida para él y su familia. En 2018, creó la plataforma digital de marketing, negocios y educación, Direct Corp, que en pocos meses se expandió a cinco países.
Si hay algo que Adrián De Antoni aprendió con el tiempo es a reinventarse y volver a empezar. “Mi vida siempre fue emprender”, resume el alumni de 40 años, cofundador de la compañía Direct Corp con sedes en Yuma, Arizona y San Diego, California. La empresa nació en 2018 con un menú variado de servicios: agencia de marketing digital y redes sociales, agencia deportiva y representación de jugadores de fútbol profesional, plataforma de viajes y turismo alternativo, y plataforma de networking, desarrollo de negocios e inversiones, enfocados en el sector educativo y formativo.
En pocos meses, la firma se desarrolló y está en expansión por el mundo: ya tiene franquicias en Estados Unidos, México, Brasil, Argentina y Nigeria, y planea desembarcar en Europa este año.“No es tan fácil como parece, pero tampoco es imposible”, se apura a aclarar Adrián.
Una historia con raíces deportivas
Porteño de nacimiento, Adrián vivió su adolescencia en Caleta Olivia, Santa Cruz, donde estudió para ser preparador físico de alto rendimiento. Hasta los 21 años se dedicó al deporte de contacto; ganó dos veces el campeonato argentino y un título en Estados Unidos.
“Lamentablemente, en el sur se me hacía difícil vivir del deporte, me costaba mucho viajar para competir. En 2005 nació mi hija y tomé la decisión de cambiar de actividad”, relata.
Volvió a empezar. Estudió administración de empresas e ingresó en la petrolera San Antonio, donde obtuvo el puesto de asistente de gerente de logística. Pero su espíritu inquieto no se serenó y en 2013 dio un nuevo golpe de timón. “Elegí irme porque me pasaba 14 horas afuera de casa. No quería vivir para una empresa”, explica.
Conoció a Valentín Vodnik, dueño de una compañía de transporte, y se asoció para expandirla. “Llegamos a tener más de 75 empleados en diferentes áreas, hasta que en 2017 decidí volver a cambiar de actividad y, esta vez, salir del país”.
Cursar el programa de Dirección de Pequeña y Mediana Empresa (DPME) en el IAE, en 2016, fue un factor decisivo. “Fue una de las experiencias más importantes para mi carrera, ya que aceleró mis ganas de emprender en el exterior, aplicar lo aprendido y empezar a vivir como quería, donde quería. Una de las personas que más me marcó fue Guillermo Fraile”, afirma.
Mientras cursaba en el IAE, Adrián abrió una compañía en Estados Unidos, hizo los trámites básicos, viajó dos veces y adelantó todos los procesos que pudo, hasta que llegó el momento de armar las valijas. En junio de 2017, la familia partió rumbo a San Diego.
De nuevo al jardín de infantes
Los comienzos fueron duros. De hecho, a Adrián lo estafaron con el primer negocio que emprendió. “Fue cursar jardín de infantes de nuevo. Venía con mi curso del IAE, en un nivel muy alto, y tuve que bajar varios peldaños para empezar de cero y aprender cómo funcionaba el país. Me llevó un año”, cuenta.
El cambio de vida fue radical, también para el resto de la familia. Adrián resalta que su esposa desde hace 21 años, Laura, siempre lo apoyó en sus proyectos. De hecho, ella se formó en la práctica del Homeschooling con sus hijos y desde el año pasado, Alana (13 años) y Renzo (9 años) estudian en su casa online y rinden los exámenes en la embajada argentina, para poder tener el título local.
“Esta forma de educación nos dio mucha libertad para movernos de una ciudad a otra, y también facilita que nuestros hijos se conecten con personas de diferentes culturas, idiomas y edades. Este fue un pilar importante para nuestro cambio de vida”, destaca.
El éxito se hizo esperar. “La gente cree que emprendés y te hacés millonario”, señala Adrián. Se aferró a una lección valiosa que le dejó el deporte: más que intensidad, lo que vale a largo plazo en la vida del emprendedor es la constancia.
Direct Corp, por el mundo
En 2018, Adrián conoció a su amigo y socio, Oskar Renne Corado, con quien decidió crear una empresa que reuniera negocios de ambos. Nació la marca corporativa Direct Corp, una plataforma integral de negocios digitales.
Surgió como una agencia de marketing, publicidad y redes sociales, pero pronto asimiló muchos otros servicios, desde paseos turísticos, hasta representación de jugadores de fútbol profesionales y asesoría a otros emprendedores para iniciar sus actividades en Estados Unidos e invertir en el país.
La mayoría de sus clientes los contactan para abrir una empresa en Estados Unidos. “Los ayudamos a entrar al país, los asesoramos, les manejamos la parte administrativa, entre otras cosas”, enumera Adrián.
Durante gran parte del año pasado, se dedicó a perfeccionar el modelo de negocios de Direct Corp. “Recién en noviembre empezamos a ver un flujo de trabajo y un crecimiento. Y después fue el boom: en menos de tres meses, nos expandimos a cinco países”, afirma.
Cree que una de las claves de su éxito es que no se guardan sus conocimientos. “Otras empresas no te enseñan sobre lo que hacen. Nosotros quisimos capacitar a la gente para que entendiera cómo funciona el negocio y supiera cómo se utiliza su dinero. Creamos la plataforma LevelUP de interacción y educación gratuita”, explica.
Los afiliados a LevelUP se capacitan sobre marketing, publicidad online y desarrollo de negocios. “Entender el proceso en el cual invertimos nuestro dinero y nuestro tiempo es sumamente importante”, agrega.
De nuevo, el espíritu inquieto de Adrián lo llevó a salir de lEstados Unidos y a emprender la apertura de franquicias de Direct Corp en Cabo San Lucas y La Paz (Baja California Sur, México). “Fue un gran acierto, ya que empezamos a desplegarnos por varios países en muy poco tiempo, a través de nuestras agencias digitales”, detalla.
Este año conoció a otro argentino, Rodrigo Ferreyra, fotógrafo y artista profesional, con quien creó la empresa IBRIGHT de imagen digital, en Cabo San Lucas, que se apoya en dos puntos clave: el arte y la publicidad profesional a gran escala.
“Emprendo todo el tiempo”, resume Adrián, que aconseja no quedarse nunca con las ganas de intentarlo, ni enfocarse en ganar dinero. Este es el fruto del trabajo sostenido y perseverante, y de la corrección de los errores para mejorar los procesos.
“Eso sí: hay que estar preparado para cambiar y evolucionar constantemente”, concluye el emprendedor, que en ese campo tiene experiencia de sobra.