Leonardo Dopacio estudió contador en la Universidad de Buenos Aires (UBA) y desde hace 15 años trabaja en el sector tecnológico. “Es una industria en la cual no nos disputamos los clientes, sino los recursos. Hay tanta demanda, que la empresa crece o se contrae dependiendo del talento que capte y logre retener”, dice.
Sus primeros pasos profesionales fueron en PricewaterhouseCoopers (PwC), donde entró como pasante y llegó a ser gerente de auditoría luego de siete años. “No solo adquirí muchísima experiencia, sino que me formó como persona. Fue una segunda casa donde me sentí muy cómodo y me dieron lugar para crecer. Tuve un aprendizaje acelerado. Me permitió entender los distintos procesos de negocio, que hasta el día de hoy me permite interpretar la problemática de las empresas y lo que sucede en cada uno de sus sectores. Ese bagaje me sirvió como un background muy sólido para todo el resto de mi carrera profesional”, cuenta Leonardo.
“En auditoría generalmente se cree que estamos para decir lo que se está haciendo mal y qué hay que corregir, pero también se interactúa con los clientes desde un lado más consultativo. Fue en ese rol cuando un CFO de los clientes que atendía siendo auditor me llamó para acompañarlo a ser parte de otra empresa donde había desembarcado. Me dijo que le había gustado mi approach súper analítico y mi facilidad para relacionarme y me ofreció trabajar con él. Así empecé mi incursión en la industria de la tecnología”, dice.
En agosto de 2006 comenzó su carrera de finanzas en el sector tecnológico, donde trabajó en Sun Microsystems, Oracle (que compró la compañía anterior), Lexmark International, Inclusion The Cloud Company y, desde mayo pasado, está en Magoya, una empresa de desarrollo de software especializada en el agro.
“Tuve la suerte de trabajar muy cerca con los sectores de ventas y del CEO. En general, las compañías tecnológicas fueron innovadoras con el rol del Chief Financial Officer (CFO) como business partner. Hoy es común que se trabaje muy cerca y para el negocio, antes era muy disruptivo. Generalmente, en las industrias tradicionales, el de Finanzas era un departamento al cual había que ir a golpearle la puerta para involucrarlo en el proceso comercial. Ahora es más común que el responsable en finanzas sea parte del proceso, visite a los clientes junto con el de ventas y proponga un plan de manera complementaria para facilitar los negocios”, explica Leonardo.
Esta innovación del sector tecnológico le permitió estar siempre muy cerca de la toma de decisiones. “Me permitió tener una visión más general del negocio, aprendí a ser más pragmático y a sortear diferentes situaciones y crisis. Me tocó ser parte de un proceso de compra e integración entre dos grandes empresas en 2010, la crisis de 2014 siendo parte de una empresa americana que era 100% importadora cuando existían las restricciones para estos productos, con las DJAI [Declaración Jurada Anticipada de Importación], la crisis de 2018, con sucesivas devaluaciones, renegociaciones con clientes y proveedores, y sin fuentes de financiamiento para el sector pyme. Aprendí a cómo resolver los problemas de manera que el negocio siempre fluya”, dice.
Leonardo valora en todo momento a quienes fueron sus superiores y compañeros de trabajo. “Me encontré con gente súper destacable en lo que realizaba. Hoy esas personas están en puestos claves en grandes e interesantes empresas del sector de Tecnología y consultoría. Me permitieron trabajar y me dieron el espacio para aprender”, reconoce.
En plena pandemia cambió de trabajo a una empresa que tiene su especialización en agro, al cual le ve un potencial enorme. “Me interesó el proyecto y la industria. Vine con un rol de desarrollo de nuevos negocios, para ampliar el porfolio de servicios y productos. Es un sector súper productivo, pero que a excepción de las grandes Cías globales con base en Argentina no está tan digitalizado. Todas las soluciones digitales están muy enfocadas al productor, pero no hay muchos departamentos de tecnología en las empresas, sino startups con soluciones disruptivas, por lo tanto, hay un camino interesante por desarrollar”, dice.
En paralelo decidió emprender con una nueva empresa, Sappio, con el objetivo principal de digitalizar un sector desatendido desde el punto de vista de soluciones digitales, los distribuidores de insumos del agro. Queremos ayudar a un sector que es súper desarrollado y pujante, pero no necesariamente en términos de tecnología orientada al proceso comercial”, cuenta.
Y ejemplifica: “La idea es darle a los distribuidores de insumos una herramienta para que los vendedores coticen en cinco minutos, sin errores, y que puedan atender mejor al productor. Es un sector que mueve mucho dinero, casi 4 billones de dólares al año, pero la mayoría sigue cotizando por Excel o WhatsApp de una manera muy artesanal e informal. El objetivo de Sappio es digitalizar este sector en particular. A los distribuidores les va muy bien, pero le podemos simplificar mucho el trabajo de sus vendedores y darles mayor visibilidad del negocio a su management”.
Con relación al IAE, Leonardo dice que hasta previo a la pandemia asistía a todas las reuniones de Alumni. “Siempre estoy conectado y hasta sigo en contacto con varios de los exalumnos que cursaron conmigo. El IAE me fascina y extraño ir a comprar los libros físicos en las reuniones de Alumni y la energía que te genera caminar por el Campus”.
Luego de hacer el Programa de Desarrollo Directivo (PDD) en 2009, Leonardo hizo otros posgrados y maestrías. “Los hago más que por el conocimiento que me pueden dar, el cual es mucho, por la conexión con compañeros de lujo y destacados en lo que hacen. Me gusta contar experiencias y escuchar a otros. Me encanta la parte introspectiva del aprendizaje de leer e investigar, pero también me gusta la parte extrovertida de salir a escuchar y conocer al otro. Es último me lo dio el trabajar muchos años con el sector de ventas”, concluyó.