Mariano Ferrari, PAD 2005, es CEO de Repsol Sinopec Brasil
Mariano Ferrari se considera un “ciudadano del mundo”, ya que desde hace casi 30 años debe hacer las valijas cada dos o tres años para afianzarse en otra ciudad. Su carrera profesional en el sector petrolero lo llevó a vivir en Venezuela, Italia, Ecuador, Arabia Saudita, España, Colombia, Estados Unidos y Brasil, donde se encuentra actualmente desde hace dos años, como CEO de Repsol Sinopec Brasil.
Nació en Mendoza, pero a los cinco años su familia se mudó a Neuquén y al día de hoy se considera neuquino. Allí realizó los estudios primarios, secundarios y se recibió de ingeniero civil en la Universidad Nacional de Comahue. Su primera experiencia laboral fue en 1991, apenas graduado, cuando ingresó a la empresa Schlumberger como ingeniero de campo en Comodoro Rivadavia, Chubut.
Así comenzaron sus mudanzas por el interior del país: de Comodoro Rivadavia pasó a Cañadón Seco y Las Heras (Santa Cruz), luego a Río Grande (Tierra del Fuego) y finalmente terminó en Malargüe (Mendoza). “Paradójicamente, nunca trabajé en Neuquén, a pesar de ser una ciudad petrolera y considerarme neuquino. En 1994 empezó mi carrera internacional dentro de Schlumberger. Estuve cinco años en Venezuela, primero en Ciudad Ojeda (Estado Zulia) y luego en Caracas. De ahí nos fuimos a Milán, luego a Quito y después a Al-Khobar en Arabia Saudita. Cuando estaba cumpliendo 15 años en la compañía, tomé una crucial decisión laboral: poner un parate en mi carrera de empresa de servicios petroleros. Fue una decisión bien meditada, familiar y profesionalmente”, contó en una entrevista realizada con el IAE.
Sobre su experiencia de trabajar en Medio Oriente, indicó: “Desde el punto de vista profesional fue algo valiosísimo debido a las características propias de la región más prolífica del mundo en cuanto a reservas hidrocarburíferas. También desde el punto de vista personal y cultural fue una experiencia muy enriquecedora. La convivencia entre el mundo ‘occidental’ y el ‘musulmán’ es muy interesante y desafiante. Pero desde el punto de vista de la seguridad, la situación no fue de las más atractivas. En 2003, la tensión militar en el golfo pérsico, sumada a los frecuentes ataques a objetivos occidentales por grupos fundamentalistas, y en particular un evento en cual murieron personas de mi entorno laboral, fueron el disparador para decidir iniciar una nueva etapa en mi vida”.
La decisión familiar fue regresar a la Argentina, luego de 11 años en el exterior, y se instaló en Buenos Aires, donde nunca había vivido antes. En ese entonces se inscribió en el IAE para realizar el PAD en 2005. “Entre los casi cuarenta participantes era el único que estaba en ese momento desempleado y haciendo el PAD con mis recursos personales y sin el apoyo de una empresa o institución. No tengo dudas que esa fue una inversión con un alto retorno para mí”, contó.
Al poco tiempo, un head hunter lo reclutó para ingresar en Repsol, como gerente de compras y contratos globales para la Argentina, Bolivia y Brasil. La empresa española había adquirido YPF en ese entonces y tenía grandes activos en el país. “A los nueve meses de estar en Buenos Aires, la alta dirección de Repsol me ofreció ser el director de Repsol YPF para el sur argentino (Chubut, Santa Cruz y Tierra del Fuego) y nos fuimos a vivir a Comodoro Rivadavia, donde estuvimos entre 2006 y 2011” cuenta.
Desempolvar de nuevo el pasaporte
A partir de ese año, su gira internacional comenzó de nuevo. De la Patagonia, lo enviaron dos años a España, a una posición en Desarrollo de Negocios, para luego trasladarlo a Colombia para dirigir los negocios de Repsol allá. En 2015, desembarcó en Houston, la meca del petróleo en Estados Unidos, luego de que la empresa española adquiriera los activos de Talisman. Tras estar como responsable de Repsol en Estados Unidos, finalmente llegó a Río de Janeiro, donde vive hace dos años y es CEO del joint venture entre Repsol y la empresa china Sinopec.
Como Alumni del IAE desde 2005, su mayor vínculo con el IAE se dio en España, con el Club Regional Madrid allá por el año 2011 con un pequeño grupo de exalumnos. Al día de hoy, cuando viaja a España, se sigue encontrando con ese grupo de amigos. Además, en cada país que vivió, realizó convocatorias para juntarse con los exalumnos residentes en esa ciudad o país.
A pesar de que toda su carrera estuvo vinculada al petróleo y al gas, fue grande su sorpresa cuando sus dos hijas mayores –al momento de evaluar alternativas de estudios universitarios– expresaron una posición muy firme en contra de carreras vinculadas con el petróleo.
“A mis hijas les transmito que sean lo que ellas quieran ser, que identifiquen su vocación y su pasión, y que inviertan su tiempo en formarse para alcanzar sus metas. Debo decir que fue un shock interesante saber que no quieren saber nada con el petróleo, luego de que crecieron y se educaron recorriendo un camino de alta diversidad cultural vinculado con la industria de los hidrocarburos. Es impresionante el poder de la educación y de los medios. Tienen una conciencia de sostenibilidad bestial, aunque todavía sigo intentando transmitirles lo valioso, crítico y necesario que son los hidrocarburos y sus derivados en nuestra vida. Últimamente he utilizado la pandemia como ejemplo, y en particular detallado los materiales derivados del petróleo gracias a los cuales se han salvado muchas vidas, como respiradores mecánicos, barbijos, equipamiento de quirófano y equipos de protección personal, entre otros. Continúo trabajando para concientizarlas en que no existe una grieta entre las palabras petróleo y medio ambiente, las cuales pueden convivir en la misma comunidad”, concluyó. Su hija mayor de 19 años está estudiando ingeniería en Energías y la de 17 está visualizando estudiar carreras vinculadas con Biología y Medio Ambiente.
Liderazgo en pandemia
“La actual pandemia del Covid-19 puso a prueba nuestras habilidades de liderazgo, tanto en el ámbito empresarial como en el personal. Mi experiencia en la gestión de emergencias y crisis, donde vienen a mi mente la situación mencionada en Arabia Saudita en 2004, situaciones operativas en la provincia de Chubut en 2009 y el Huracán Harvey en Houston en 2017, fue importante para poder afrontar la pandemia con tranquilidad y eficiencia”, cuenta, sobre la situación acutal.
“Con el foco en la gestión de riesgos, y en particular en los empleados y sus familias, enfrentamos la crisis con mucha claridad en los valores de flexibilidad, solidaridad y colaboración. A medida que progresaba la pandemia, las palabras incertidumbre, complejidad e innovación fueron formando parte de nuestra agenda y toma de decisiones”, agrega.
Finalmente indicó que un proyecto piloto de home office llevado a cabo en 2019 en las oficinas en Río de Janeiro fue la base para poder, en marzo 2020, movilizar a toda la empresa a dicho modo en un muy corto lapso. “En este periodo mantuvimos el foco en la salud y seguridad de las personas, así como en la continuidad de nuestro negocio en las aguas profundas del pre-sal brasileño. A 170 días de haber comenzado con esta nueva forma de trabajar, debo decir que veo con mucha satisfacción las palabras resiliencia, eficiencia y adaptabilidad, marcadas a fuego en el ADN de mi liderazgo personal y profesional”, concluyó.