María Carolina Naboni, una abogada con trayectoria en la industria farmacéutica, y María Eugenia Doffo, ingeniera en alimentos, se conocieron mientras hacían el EMBA en 2018. Su proyecto de tesis se convirtió en IKAI Foods, una empresa que sueña en grande
Un proyecto de tesis y las ganas de que alimentarse mejor sea más fácil y accesible: esas dos cosas unían a María Carolina Naboni y a María Eugenia Doffo, cuando se conocieron en una actividad de networking del proyecto final de maestría en 2018.
“Nosotras no cursamos el EMBA juntas: Euge era de otra camada y nos conocimos para armar este proyecto”, cuenta Carolina. En ese momento se lanzaba una plataforma para interrelación entre los distintos EMBA, y ahí cada uno posteaba sus ideas y proyectos. “No es lo más común que personas de distintas clases trabajen juntas, porque un proyecto lleva mucho trabajo y ya te venís conociendo con gente desde hace un año y medio”, agrega. Pero ellas se encontraron, y tuvieron suerte.
Eugenia, ingeniera en alimentos, tenía mucho conocimiento en el rubro de la alimentación, y Carolina, mamá de tres y abogada full-time, tenía el desafío de congeniar todas esas demandas y que aun así sus hijos pudieran comer de forma saludable. Así fue que, de la sinergia de las dos, surgió la idea de ayudar a consumir más frutas y verduras, reduciendo el uso de recursos y el desperdicio de alimentos.
Y su proyecto no quedó en la teoría: fue la base para IKAI FOODS, un emprendimiento que produce diferentes blends de frutas y verduras listos para licuar. “Siempre estuvo en nuestras cabezas que esto iba a ser algo de la vida real, aunque no supiéramos el cómo todavía”, admiten.
Un objetivo claro
“El propósito de IKAI es impactar positivamente en el mundo por medio de la alimentación saludable, pero no de cualquier manera. Siempre es sobre los pilares del comercio justo y la sustentabilidad, y reducción del desperdicio de alimentos”, dice Eugenia.
Desde el principio pensaron en IKAI de una forma global. ¿Por qué? “Es que la problemática de la deficiencia de frutas y verduras es muy marcada. Acá en Argentina se da que es muy marcada esa deficiencia, pero es una problemática mundial. Desde la OMS hay una clara política para aumentar nuestro consumo de frutas y verduras, y para reducir el desperdicio de residuos”, agrega.
En Ikai trabajan con blends de frutas liofilizadas, es decir, que pasaron por un proceso de deshidratación que conserva todos los nutrientes y propiedades de los alimentos. Además, la liofilización permite mantener la textura y sabor originales por más de un año, sin utilizar conservantes, aditivos ni refrigeración.
Comenzaron con una inversión de 100.000 dólares utilizando capital propio, de familia. “El dinero lo destinamos a la producción: la compra de las frutas, el servicio de liofilización, las etiquetas, el packaging, el diseño de la marca, la comercialización, sostener una pauta publicitaria interesante en redes. Pero la inversión más fuerte es en tiempo, en vida familiar, en fines de semana. Realmente hay que estar dispuesto a poner la vida en estas cosas…”, explica Carolina. “Más allá del dinero, lo que se implica es la vida, no solamente nuestra sino de todos los que nos acompañan”.
Formar un gran equipo: su recomendación para emprender
Ambas Alumni se complementan, y las dos hacen un poco de todo. Eugenia ahora está trabajando full time en IKAI, mientras Carolina sigue manteniendo también su trabajo en relación de dependencia. Además, sumaron gente al equipo: a Camila, una estudiante de los últimos años de ingeniería en alimentos, y a un coach de negocios, ex EMBA del IAE. También sumaron a una agencia de prensa y reciben apoyo para sus redes sociales.
“Para mí emprender es en equipo. El equipo es esa mano que te da el otro cuando estás flaqueando, o que te impulsa a seguir para adelante, y que también camina el mismo camino con vos”, dice Eugenia.
“Si los valores o la misión de vida es distinta, no sucede. Visión compartida, los mismos valores y emprender con alguien que te tiende la mano, que vos le tendés la mano y que caminan juntos, es lo que nos hace llegar más lejos”, recomienda.
De cara al futuro
Entre este año y 2022, planean lanzar nuevas líneas de sopas, packs familiares (para hacer cuatro licuados con un mismo sobre) y licuados détox.
Pero el sueño es mayor: “la foto grande del proyecto empieza en el desarrollo de comunidades regionales de liofilización, y termina con una planta propia en donde nosotras podamos enfocarnos en el producto. Obviamente es difícil y dependerá del capital que podamos reunir en el corto y mediano plazo”, cuenta Carolina. Hasta hoy hicieron todo con inversión propia, y ahora están en la etapa de crecimiento en ventas y de búsqueda de inversión externa para poder crecer.
También tienen proyectado llevar a IKAI a otros países. “Son productos que dan para el mercado de exportación, y queremos desarrollar estas capacidades dentro de nuestro equipo de trabajo y nuestra empresa”.
Y de acá a cinco años planean tener la marca establecida en el mercado, siempre anclada en el comercio justo y en la sustentabilidad. “Desde el día cero estamos comprometidas a que este tiene que ser un negocio sustentable, si no no sirve”, aclara.
“Por ahora vamos bien y esperamos seguir así. Lo lindo es que estamos en el mercado desde septiembre del año pasado y el crecimiento en ventas mes a mes es casi del 100%”.