Por Marcelo Busellini*
Si bien es una realidad que el cambio climático que experimenta nuestro planeta se ha convertido en un enorme reto y que, según muchos expertos, las metas planteadas en el Acuerdo de París quizá no sean cumplidas existe una enorme oportunidad para el sector financiero de hacer negocios de una manera diferente.
Los países de Latinoamérica deben enfrentar seriamente al cambio climático movilizando una enorme cantidad de recursos financieros para la construcción de la infraestructura necesaria para mitigar sus efectos. Entre los sectores que requieren mayor necesidad de inversión están el transporte, la eficiencia energética, la edificación verde, las energías renovables y el tratamiento de desechos y aguas residuales.
Las finanzas sustentables están cobrando una creciente importancia en el mundo y Latinoamérica también no quiere ni debe quedarse atrás. Brasil, México y Colombia hacen punta en la región en este tipo de inversiones, pero aún siguen lejos del Reino Unidos, Estados Unidos y Japón. Instrumentos como bonos y fondos verdes, líneas de crédito verdes, inversiones responsables son algunos de las herramientas con que cuentan los mercados.
En nuestro país estamos dando los primeros pasos en la materia, y por el momento, el auge y el foco están puestos en los bonos verdes. En julio del 2019 se dio un buen primer paso donde un grupo de bancos firmo un Protocolo de Finanzas Sostenibles con el objetivo de construir una estrategia de finanzas sostenibles.
El Protocolo, que identifica la sostenibilidad como guía para el sector financiero, busco facilitar y fomentar en entidades financieras de Argentina la implementación de las mejores prácticas y políticas internacionales que promuevan una integración entre los factores económico, social y ambiental, para encaminarse hacia un desarrollo sostenible de la industria financiera.
Ahora bien, el financiamiento verde resulta más rentable en el largo plazo ya que los proyectos en los que se invierte resultan más estructurados y están más enfocados en lograr resultados mejorando la calidad de vida de las personas.
En materia de edificios verdes tenemos que dar un paso hacia adelante. El financiamiento verde en real estate es clave, muchos bancos en la región están impulsando créditos relacionados a objetivos sostenibles. Las finanzas verdes constituyen un real beneficio para los desarrolladores inmobiliarios y compradores ya que les permite obtener mejores condiciones en los créditos, plazos, montos, o mismo, un incremento del propio financiamiento.
Las certificaciones sustentables son excelentes herramientas y permiten lograr objetivos sostenibles y de impacto. Por ejemplo, Edge (Excellence in Desing for Greater Efficiencies) es un sistema de certificación de construcción creado por la Corporación Financiera Internacional (International Finance Corporation – IFC), miembro del Banco Mundial.
Este sistema permite optimizar los diseños de forma medible para incorporar iniciativas sustentables que alcancen un ahorro de energía, agua y materiales en mínimamente un 20% de manera inteligente, rápida, asequible e inclusiva. Está presente en más de 100 países y la herramienta es gratuita.
Los desarrolladores inmobiliarios tendrán por objetivo mejorar sus productos, creando mejores comunidades en la transición hacia viviendas mas amigables con el medio ambiente y ofreciendo eficiencia de recursos en el largo plazo. Es el camino para seguir tanto para edificaciones nuevas como para existentes.
Las finanzas verdes en el corto plazo formaran parte del financiamiento tradicional con objetivos claros y con ventajas concretas en sus condiciones.
Todas las señales están dadas, solo resta que los tomadores de decisiones o mejor dicho los dueños de grandes capitales decidan invertir de manera sostenible atendiendo a reales oportunidades de crecimiento sustentable para los países.
*El autor realizó el PAD en 2016, es exdirector de la Secretaría de Vivienda de la Nación y consultor en real estate, financiamiento, mercado de capitales y sostenibilidad.