Fundación de los Colores: generar oportunidades a través del maquillaje
Nathalie Stevens lidera el proyecto que concientiza a las personas sobre su potencial a través del oficio del maquillaje profesional
A Nathalie Stevens, de 51 años, no le gusta presentarse, prefiere contar su historia a través de la experiencia de alguna de sus alumnas. Trabajó durante más de 20 años en empresas multinacionales de cosmética –L’Oreal, Revlon, Jafra y Coty– y aprendió que en sus comienzos, las marcas buscaban personas que tengan motricidad fina para formarlas como maquilladoras. Esa destreza se encontraba generalmente en lugares de origen humilde, donde las mujeres no tenía otra alternativa que trabajar usando sus manos.
Nathalie Stevens líder de la Fundación de los Colores (der) junto con Verónica Bárbera. Gentileza: diario La Nación/Bianca Moli
“Las empresas contrataban a chicas humildes y en tres meses pasaban a ser maquilladoras en puntos de shopping. Había movilidad social real, aunque el ambiente parecía super frívolo. Después, las marcas comenzaron a achicar su dotación en planta y aparecieron las promotoras. Todo el aprendizaje se perdió”, cuenta Nathalie, que siempre pensó en volver a generar esa oportunidad.
“En abril de 2015, me contacté con una maestra que enseñaba alfabetización para adultos en una sala del hospital Ramos Mejía. Le dije que me gustaría enseñar a maquillar a sus alumnas y que no era necesario tener el secundario completo”, recuerda, sorprendiendo por ofrecer un oficio al que se creía que las personas de barrios más precarios no tenían acceso.
“Fue una prueba piloto y resultó que todas las chicas maquillaban como los dioses cuando les enseñaba la técnica. Pero lo que más me llamó la atención era cómo para ellas verse al espejo era una situación casi violenta. No tenían la percepción de sí mismas, no sabían cómo lucían cuando hablaban con alguien. Durante meses o años no tenían esa imagen. Y tenían las autoestima destrozada, extremadamente lastimada. Lamentablemente, esto es una constante de todas las alumnas”, cuenta.
El curso que ofrece Nathalie, que ya lleva tres años de experiencia, dura tres meses, en donde no solo se enseña a maquillar, sino que no se gradúa ninguna mujer que no aprenda a ganar dinero con el oficio. “En el curso se les enseña las competencias técnicas, que es maquillar; las comerciales, que es cobrar, y las sociales, que es relacionarse. También hay tareas de competencias blandas, como la empatía, el liderazgo, el trabajo en equipo, la confianza en uno mismo y la puntualidad, porque es real que las personas que viven en barrios humildes son impuntuales, no tienen noción del tiempo: el después paso de ellos puede ser en media hora, pasado mañana o nunca”, dice, la licenciada en relaciones públicas.
Gentileza: diario La Nación/Bianca Moli
En la última clase, cada una elige si quiere trabajar como maquilladora, si le gusta y le cierra el oficio. Si no le interesa, se queda con todo lo aprendido y las experiencias adquiridas. Si decide que quiere trabajar como maquilladora, con una ceremonia de graduación de por medio, se le entrega las herramientas de trabajo que son: una set completo de maquillaje de la marca profesional Andrea Pellegrino, un uniforme que les diseñó Martín Churba y el pin de pertenencia a la Fundación de los Colores. Además, el curso tiene aval académico y se le otorga un diploma de la Universidad de Flores.
“La ceremonia la hacemos lo más parecido a lo que sería una de Harvard, porque es súper emotiva y les permite revalorizarse frente a sus familias. Ahí también pasan a formar parte de la Fundación de lo Colores, y a estar en el chat, donde están las más de 300 maquilladoras graduadas”, dice Nathalie, que cuenta que después de graduarse, muchas chicas deciden terminar el secundario porque se dan cuenta que es importante y están motivadas.
Las herramientas de trabajo las financia la Fundación, pero luego cada una paga los 12 mil pesos en 12 cuotas fijas de mil. “Les damos su maquillaje profesional, que es el que le dura a una novia 12 horas bailando. La idea es que el precio sea accesible y que puedan pagarlo en cuotas. Además, de esta manera, la Fundación puede recuperar el dinero para asignarlo a otras personas”, explica Nathalie, y dice que un servicio de maquillaje en los barrios cuesta entre 650 y 750 pesos, mientras que uno para novias está arriba de los mil.
Interactuar en otros contextos
Uno de los sponsors de la Fundación es el banco Santander, donde además de colaborar económicamente, contratan a las maquilladores para que dicten cursos de automaquillaje para sus clientas premium. También la feria Puro Diseño les donó un espacio para que las chicas pudieron maquillar. “Esto nos permite hacer mucho contacto con el público ABC1, que es importante para que las chicas tengan oportunidades de trabajar en otros contextos sociales”, dice Nathalie.
Hoy por hoy, el programa de la fundación es una escuela itinerante que se instala en varios barrios de los tres corredores de Gran Buenos Aires. Sin embargo, aclara que enseñan en donde las mujeres tienen resuelta calle y comida. “Dictamos en asentamientos y en villas, pero hay toda una categorización, como por ejemplo: La Cava, Villa 1-11-14 y Fuerte Apache; las conocidas, y donde las personas pueden estar pensando en el trabajo y no tienen la urgencia de la comida y el techo”, dice, y adelanta que están por lanzar el curso en Rosario, que es la primera réplica que hacen en el interior del país, en asociación con Cuatro Vientos y Fonbec.
Gentileza: diario La Nacion/Bianca Moli
“Todas las capacitadoras son maquilladoras graduadas, que es clave, porque entienden perfecto lo que sienten las alumnas. El curso es extremadamente exigente, pero las acompañamos. Lo hacemos así porque aprendimos que es la mejor forma para que la persona logre encontrar todo su potencial. Esto es muy disruptivo en los barrios, porque la exigencia está mal visto, pero nosotros proyectamos que la persona va a lograr mucho”, enfatiza Nathalie.
“Nosotras enseñamos el oficio del maquillaje profesional, pero es una excusa para que la mujer se redescubra como mujer y sea consciente de sus habilidades y capacidades”, contesta Nathalie, cuando se le pregunta por qué eligió crear la Fundación de los Colores.
¿Cómo ayudar?
Nathalie cuenta que la situación económica afectó mucho las localidades y que las mujeres les dicen que necesitan comida. “Hay tres barrios que son tremendos: La Carcova, Monte Chingolo y Fuerte Apache. Estamos buscando personas individuales o empresas que quieran becar tres cursos para 60 chicas (20 en cada barrio). Cada beca es de 12 mil pesos. Necesitamos personas o organizaciones que puedan realizar esa donación, para que podamos dictar en esos barrios y para que las personas tengan acceso al oficio y puedan salir a trabajar. Es una situación social delicada y necesitamos ayuda. Sin la beca no podemos dictar, ya que hay muchas chicas que no pueden pagar el curso”, dice.
https://www.facebook.com/pg/lafundaciondeloscolores/about/?ref=page_internal
Teléfono de la fundación: 15-5047-2002