Maritchu Seitún: “Aquello que se aprende en la casa se lleva al mundo”

Publicado Thursday 13 de July de 2017

Maritchu Seitún: “Aquello que se aprende en la casa se lleva al mundo”

La reconocida psicóloga habló en un ciclo de extensión sobre cómo educar a los hijos para evitar la violencia, el abuso y el maltrato; aseguró que el ejemplo de los adultos, el buen trato y el respeto son claves
La psicóloga Maritchu Seitún, experta en crianza y que trabaja en orientación a padres, estuvo a cargo del ciclo de extensión “Cómo educar a nuestros hijos para evitar la violencia, el abuso y el maltrato”, que tuvo lugar en el IAE el 31 de mayo pasado. La psicóloga tituló su disertación “Ni una menos/ ni uno menos” dado que se explayó en los abusos físicos, sexuales y emocionales que pueden sufrir los más chicos y en cómo hacer para, de alguna manera, preparar a quienes son niños hoy en ser adultos preparados y formados mañana. Seitún, sostiene que una buena parte de lo que ocurre hoy se relaciona con la forma en que esos adultos fueron criados.

Maritchu Seitún

“Puse Ni una menos/ ni uno menos porque desde que empezaron las campañas de Ni una menos me empecé a preocupar (...) Ocupémonos de que las personas que agreden a mujeres dejen de agredirlas, nos tenemos que ocupar también de criar a chicos varones que no agredan a las mujeres y nos tenemos que ocupar también de que las chicas mujeres se corran y no se dejen agredir por los varones. Y puse ni uno menos porque investigando y leyendo...a los hombres no se los mata de golpe, pero los matamos despacito, los matamos no permitiéndoles sentir, no permitiéndoles conectarse con lo que les pasa, entonces, es verdad, no se mueren, no los enterramos, pero de alguna manera anestesiamos cosas en los hombres”. En ese sentido, sostuvo que “sería genial” que las madres y los padres “dejaran de anestesiar” y que “hay una doble moral de la que hay que deshacerse”.

“Es verdad, no se mueren, no los enterramos, pero de alguna manera anestesiamos cosas en los hombres”

Más adelante, citó a Sigmund Freud mientras hablaba sobre compulsión a la repetición, “porque repetimos para no recordar”, dijo. Y puso de ejemplo a una persona cuyo padre siempre lo retaba en la mesa. “Ponete derecho, sos un cerdo”, le decía. “Cuando crezco tengo dos opciones, decir: ´adoro a mi padre, pero qué mal la pasé en la mesa cuando era chico´. O me siento en la mesa con mis hijos y les digo lo mismo. Repito para no recordar, porque recordar me pone triste. Esta es una de las grandes fuentes de los abusos y maltratos”, explicó. También, dijo, puede suceder que la persona realice activamente lo que sufrió pasivamente para intentar procesarlo. O hacerlo antes de que se lo hagan. “Son cuestiones de supervivencia del más apto”, aseguró. Entre otros referentes citó al psiquiatra Carl Gustav Jung, que decía que las personas tienden a atacar en otros aquello que los incomoda de sí mismos. Seitún dijo que empezar a practicar otras maneras y otros caminos es clave. “No es fácil porque son muchas generaciones (...) ese chico que fue agredido, al que no se le escuchó lo que sentía y al que tampoco se le escuchó su ´basta´, ¿por qué va a escuchar el basta de otros?”. Así, hizo alusión al caso de un hombre que violó a una mujer y explicó que, seguramente, el violador no había aprendido que “basta era basta”. “Él decía basta y nadie se ocupaba de hacerle caso a su basta. Entonces cuando se acerca a otra personas tiene el mismo criterio”. Y añadió: “Aquello que se aprende en la casa se lleva al mundo, allí, se sostiene y crece, o cambia”. Para que los niños tengan las alarmas encendidas y se aparten de esa persona que les puede hacer daño, la especialista propuso trabajar en seis temas: Autoestima y sensación de poder; apego a los padres; empatía: interpretar las señales; agresividad sana; vale más el ejemplo que la palabra; recrear el pueblo de apego. Sobre la autoestima explicó que “si un chico se siente querido y querible sabe que lo que no es bueno no lo va a aceptar”. Y que es importante que los niños sepan que cuando están en su casa pueden decir lo que sienten, piensan y desean. Que pueden decir ´no´, ´basta´, ´no quiero´, ´no tengo ganas´ y que van a ser escuchados. “Aprendo a querer como me quieren mis papás”, dijo Seitún que reflexionan los chicos. Refiriéndose al apego de los padres y los hijos, se explayó en la importancia de saber respetar a los niños desde los actos más sencillos, poniendo como ejemplo a un chico al que no le gusta que la carne se junte con el puré: “´En vez de decirle dejate de hinchar y comete ese plato. Me olvidé de que vos lo comías separado, comé y no molestes´. Decile ´uy, tenés razón, dejá me lo sirvo yo y te doy otro. Puede ser incómodo pero es de un nivel de respeto altísimo. Eso hará que ellos se respeten y respeten a otros”. De esta manera, los tres pasos a seguir, serán: ser respetado, respetarme y respetar. Luego, remató: “Papá y mamá son figuras de apego”. El vínculo con los padres brújula, que orientan, guían e interpretan, según la especialista debe durar hasta la plena independencia y ésta debe ser favorecida.
“Aprendo a querer como me quieren mis papás”
Sobre la empatía, explicó que “hay siempre otra manera de hacer lo mismo que hacemos que va a ser más constructiva”. Y que cuanto más le cueste a los chicos empatizar, más tienen que hacerlo los adultos. Frases como “Lo que sentís vale y entiendo lo que te pasa”, son sumamente válidas -según Seitún- para ayudar a los hijos. En cuanto a agresividad sana, recalcó que lo importante es que “conectemos a los chicos con su agresividad sana, que se conecten con lo que sienten”. Decirle: “Vale que te enojes y no está mal que te enojes”, a un hijo, puede ayudar mucho aunque de igual manera deba sentarse a estudiar para un dictado, por ejemplo. Que vale más el ejemplo que la palabra fue otra de las máximas. “Como yo trato a mis amigos, empleados, hijos, cónyuge, hermanos, es el mejor ejemplo”. Por último, recrear el pueblo de apego. Sobre ello, adujo que promover rituales que generen vínculos fuertes con los chicos, como ir a repartir pan dulce el día de navidad, son de suma importancia.