Talento innovador for export
La conmovedora y admirable historia del fabricante de helicópteros Augusto Cicaré se fusiona con el espíritu emprendedor, fresco y creativo de los jóvenes ingenieros de Delta 3, empresa de realidad virtual
Pasaron muchos años hasta que Augusto Cicaré, alias “Pirincho”, vio un helicóptero de cerca por primera vez. “En la escuela, todos llevaban un palo de escoba para hacer labores manuales para fin de año. Yo me aburría. Yo quería hacer un motor y se lo propuse a la maestra, quien me dijo: ‘¡Qué vas a hacer vos! Seguro que lo hace tu papá’”, recordó Cicaré, en un video de presentación del panel “Innovación: talento for export”, que el dueño de la empresa de helicópteros que lleva su apellido compartió junto a su hijo Fernando, y junto a Guillermo Saravia y Martín González, de Delta 3 Realidad Virtual.
“Cuando vieron que el motor lo había hecho yo, porque lo llevé a la escuela, ya no me cargaban más y no me decían más nada, al contrario”, agregó. Cicaré, de 79 años, nació en Saladillo, levantó su empresa allí y, a pesar de haber sido tentado muchas veces para ir a desarrollarse profesionalmente al exterior, se quedó. La Argentina no se comparaba con ningún otro país del mundo.
Hace poco, recibió en la planta la visita del presidente de la Nación, Mauricio Macri, y de la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal. Juntos, descubrieron una piedra fundadora, ya que están en plena ampliación de la planta.
Augusto es una persona de mirada amable que ofrece siempre una sonrisa mientras cuenta anécdotas sobre su vida ligada a los helicópteros con la misma pasión con la que, de pequeño, se acercó por primera vez al mundo de los motores. Cada mañana, antes de ir a trabajar, pasa por la iglesia y visita a la Virgen de Loreto, patrona de la aviación.
En la disertación, con su gracia y humor se ganó a cada rato las risas y los aplausos de los participantes, que lo miraban maravillados: su gran profesionalismo no sería el mismo sin su marcado entusiasmo.
“En la escuela la pasaba tan, pero tan mal. Porque la verdad es que me sentía humillado. Me sacaba 3 y 4 de nota. De ahí también surgió el desafió de decir: ‘Yo me tengo que superar’”. Los días de lluvia eran sus preferidos, porque se podía quedar toda la tarde en su casa haciendo “todo tipo de experimentos”. Cuando se enfermó su padre, su mamá le dijo que iba a tener que empezar a trabajar en el campo. Pero Cicaré tuvo la osadía de decirle: “No, vendé todas las cosas del campo. Vamos al pueblo y le compramos al tío todas las herramientas, torno incluido”. La madre, entonces, le preguntó de qué iban a vivir. “Los trabajos de torno los puedo hacer yo”, le dijo él. Hoy, sigue conservando ese mismo torno que “adora”, aunque aclaró: “Ojo, que hoy no armo los helicópteros con ese”, y despertó las carcajadas de los oyentes.
A los 21 años, pudo fabricar y volar su primer helicóptero y, así, se convirtió en el primero de Latinoamérica en lograrlo. Mientras él volaba, su madre se quedaba rezando abajo. Lo curioso es que Augusto no era piloto, por ende, infringía la ley. Cuando el profesor Luis Dambra, del IAE, lo indagó al respecto, le respondió: “Era eso o no hacía nada, no estaría hoy acá”.
En el mundo, hay quince empresas que se dedican a fabricar helicópteros. Sin embargo, Cicaré exporta a varios países y, además, más de 600 helicópteros italianos poseen su licencia. El año pasado, exportaron ocho máquinas; este, 12, y para 2018 y 2019 planean exportar 20 más. El año que viene, con la planta nueva, proyectan 50 por año. Hoy, tienen una capacidad actual de producción de casi 30 máquinas. Cada vehículo ready to fly vale alrededor de US$ 120.000.
“Les doy gracias a Dios y a la Virgen María por haberme regalado esta gran satisfacción: es algo indescriptible. No puedo decir con palabras lo que uno siente cuando ve esos aparatos en el aire. Desearía que un día se pudieran hacer helicópteros directamente argentinos”.
¿Un consejo para el emprendedor? “La perseverancia”, dijo sin dudar. “Y la pasión: el que va a emprender algo, si no tiene pasión por lo que va a hacer, mejor que no lo haga”.
Su hijo Fernando, divertido, explicó: “Si nosotros asignáramos a investigación y desarrollo todos los recursos que él necesita, estaríamos quebrados hace rato”. Y añadió: “Es un desafío y, a la vez, es feo tener que frenar ese impulso o ese nivel de creatividad por falta de recursos”.
“El que va a emprender algo, si no tiene pasión por lo que va a hacer, mejor que no lo haga”
“Quiero mucho a mi país y tengo fe en que va a salir adelante. Tuve muchos contratiempos, muchísimos, pero sigo creyendo. Tuve muchas invitaciones de muchos países: Italia, Alemania, Estados Unidos”, pero siempre, a pesar de la sugerencia de su mujer de irse afuera alguna vez, Augusto se quedó.
Realidad virtual
Martín González, de Delta 3 Realidad Virtual, adujo haberlo visto numerosas veces a “Pirincho” con el guardapolvo azul, trabajando. “Para nosotros, Cicaré siempre fue un ejemplo de vida”, aseguró. “Yo siempre tuve también esta pasión de ir para adelante y de hacer. Delta 3 nace con ese mismo espíritu: con la pasión por hacer y con la firme convicción de que en la Argentina se puede hacer”.
Entonces, relató que, cuando comenzó a estudiar aeronáutica en el año 2000, le preguntaban si estaba loco o si se iba a ir del país. “A mí no me importaba nada, yo quería estudiar aeronáutica, que había sido también mi pasión. (...) Ese fuego interno que te lleva a hacer cosas es lo que te moviliza a emprender”.
Con el tiempo, se especializó en el área de realidad virtual. “En un momento, empezamos a ver, junto con compañeros con los que hoy sigo trabajando, que podíamos hacer muchas cosas que venían de afuera y que había cosas que no se estaban haciendo directamente y que se podían realizar acá”. Así, nació Delta 3. Pero desarrollarse no fue fácil. González confesó que para hacerlo vendió su departamento.
Hoy, poseen realidad en mobile, con aplicaciones de realidad virtual y aumentada para dispositivos; equipos de realidad virtual de diferentes niveles de complejidad, y creación de contenidos: animaciones, videos 360, 3D, juegos y sistemas de entrenamiento virtuales. De hecho, en el Summit, entre otras cosas, los participantes podían probar un simulador de Fórmula 1 y percibir los movimientos reales que se dan dentro del auto en carrera.
“Ahora, estamos pensando en cómo utilizar la realidad virtual para el mundo de los negocios”, anunció. Es posible que en un futuro cercano Cicaré y Delta 3 hagan un simulador de vuelo en conjunto. Estos simuladores suelen ser increíblemente caros (alrededor del millón de dólares). Ellos, con el talento que los caracteriza, adaptarán una tecnología más accesible para llevar a cabo el proyecto.
“Delta 3 nace con ese mismo espíritu: con la pasión por hacer y con la firme convicción de que en la Argentina se puede hacer”
En Delta 3 planean, además, realizar simuladores con máquinas viales grandes, como grúas o elevadores. “Entrenar a un operador de grúa de grandes alturas lleva años. (...) Hoy, con realidad virtual y con simuladores, podemos sentar a una persona y no solo entrenar la operación de la grúa con una grúa real, sino también poner a la persona en escenarios que no podemos recrear en una grúa real”, explicó. Viento extremo, lluvia, niebla o falla de la máquina serían posibles de simular mediante esta tecnología. “En la vida real, no podes hacerlo porque es inseguro y arriesgarías también la máquina. Por eso, hay empresas a nivel mundial que desarrollan este tipo de simuladores. Nosotros, con una silla y un casco, podemos hacer que vos operes esa máquina”. Ese es el potencial que Delta 3 cree que podrá exportar. “Somos pioneros en esta tecnología”, afirmaron. Y aseguraron que lo que los distingue es su background en ingeniería.