Lucas y Leandro Barrionuevo (DPME Regional 2019) son los fundadores de Pura, una empresa de triple impacto, dedicada al tratamiento y purificación del agua para hogares, instituciones y fábricas
Surfistas, amantes de la naturaleza y la tercera generación de una familia de tratadores de agua. No sorprende que los hermanos Lucas y Leandro Barrionuevo hayan combinado sus pasiones y conocimientos para fundar Pura, empresa que comercializa purificadores de agua a toda escala y productos enfocados en reducir el uso de agua embotellada.
Tienen un sueño ambicioso: democratizar el acceso al agua pura, rica y saludable, y contribuir a evitar la contaminación que generan toneladas de envases de agua. “Investigamos y desarrollamos tecnologías exclusivas y sustentables en nuestro laboratorio propio, para generar triple impacto: económico, social y medioambiental”, declaran los Alumni. “El concepto de sustentabilidad y del cuidado del agua como recurso, nos atraviesa en todo lo que hacemos; por eso, cuando diseñamos un producto Pura pensamos en su reutilización y cómo mejora el mundo”.
La fábrica de Pura está ubicada en la localidad bonaerense de Haedo. Actualmente, tienen tres locales propios en CABA y GBA, y cuatro franquicias en La Pampa, Córdoba y Provincia de Buenos Aires. En este momento, debido a la pandemia de coronavirus, sus locales permanecen cerrados pero están atendiendo por sus canales online y de venta telefónica.
Como emprendedores con trayectoria, están convencidos de que son más resilientes y que están bien preparados para enfrentar cambios repentinos como los que acarreó el Covid-19. “Es un desafío para las operaciones, aunque la propuesta de valor de Pura es más evidente en este escenario y cobra mayor relevancia”, resaltan. La meta de los hermanos empresarios es escalar en la región y ser líderes en aguas para 2025.
El tratamiento de aguas en los genes
El abuelo de Lucas y Leandro fundó en los años 60 una empresa de tratamiento de aguas llamada Aqualite. Aisa Ionic S.A. fue la firma que fundó el padre de los emprendedores en 1984. Y, en 2008, les llegó el turno a ellos de abrirse su propio camino en el negocio familiar.
Leandro, graduado de Administración de Empresas, y Lucas, entusiasta de la química y la física, estudiante de bioquímica y biotecnología, comenzaron vendiendo sus soluciones a empresas, pero luego empezaron a probar opciones para impactar positivamente en el consumidor final.
“Teníamos la oportunidad de conocer mucho y en profundidad sobre el tratamiento de aguas, y nos dimos cuenta de que podíamos aprovechar esa ventaja y llegar a un mercado más masivo”, cuentan. Con ese espíritu nació y se consolidó Pura, que poco tiene que ver con sus antecesoras Aqualite y Aisa Ionic. “Tomamos cosas buenas y fuimos aprendiendo de las malas”, señalan los hermanos.
De su abuelo y de su padre tomaron valiosas lecciones de emprendedorismo: “Dar el primer paso hacia adelante con fuerza y aplomo, estar atentos a los cambios y utilizar el método científico para los negocios”. También eligieron diferenciarse de ellos, por ejemplo, al sumar mujeres a su equipo, algo poco frecuente en la industria del tratamiento de aguas y de los servicios industriales en general.
Una empresa de triple impacto
Alcanzar en 2018 la certificación B fue otro hito clave para los Barrionuevo. “Nos dio una herramienta para gestionar e impactar para cambiar el mundo a través del agua. Significó un camino claro, paso por paso, hacia donde queremos avanzar”, afirman.
Aparte de comercializar productos, Pura impulsa capacitaciones en comunidades vulnerables sobre la importancia del agua de calidad, busca fondear iniciativas con impacto local e instala equipos purificadores en lugares como escuelas y comedores. Además, la firma integra la alianza 1% for the Planet, red de empresas mundiales que aportan el 1% de sus ingresos a causas ambientales.
Lucas y Leandro identifican como su principal desafío que cada vez más personas tomen conciencia de lo importante que es el agua como alimento en la salud, y que cada vez sean más quienes entiendan “que el agua envasada es un capricho capitalista la mayoría de las veces”. Según datos globales, se compran 1 millón de botellas por minuto y menos del 50% son recicladas.
A otras personas que quieran impulsar su propio negocio, los Barrionuevo les aconsejan “confiar en sus sueños, en esos que no se pueden poner en palabras, pero que te ponen en movimiento”.